lunes, 22 de marzo de 2010

en la vida, todos queremos tocar el cielo

Quizás, le doy demasiada importancia a ciertas cosas. No puedo evitarlo, soy un humano común y corriente.
Hace poco contaba sobre la ocasión que llegué a las 4:00 pm al trabajo (siendo la hora de salida las 6:00 pm)
Esa vez llegue tarde por que pasé el día con una persona. Esa persona escuchaba mi anécdota y solo atinó a preguntar: ¿y por qué llegaste tarde?

Es cierto, han pasado algunos años desde ese día, casi 3 años, si no mal recuerdo, sin embargo para mi, ese evento fue importante, fue significativo.
Cuando la razón de mi llegada tarde preguntó mis motivos, sentí que algo dentro de mi se rompía pero al mismo tiempo entendía el porque de las cosas.

Posiblemente solo son deducciones absurdas de alguien que se mantiene despierto tomando café porque no tiene ganas de soñar.

Que ese evento no haya significado nada para la otra persona y lo haya olvidado por completo es una idea que ronda mi cabeza.
Me aferro a esa idea porque explica perfectamente los hechos posteriores que condujeron a que el presente se parezca a mi vida y no a la vida de alguien mas.

Ahora entiendo

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