domingo, 9 de junio de 2013

pequeño cuento o casi

Nunca he creído en el destino. Hoy tenía ganas de verte. No, necesitaba verte. Quería estar a tu lado y engañarme creyendo que todo iba a estar bien. No entre nosotros, en general. Necesitaba esa paz que me daba estar a tu lado sin decir nada contemplando la oscuridad.

El camino es largo y tenía sueño pero eran más mis ganas de verte. Llegue. No quise tocar la puerta. Los timbres siempre me han parecido muy escandalosos. El claxón estaba fuera de discusión. Marqué tu número.

Reí , reí fuertemente.

Mi número que hasta hacía unas horas funcionaba, había sido suspendido por no haber pagado la factura. Quizas destino no, pero algo me decía que dejara de intentar forzar las cosas.

Cancelé mi ida a verte. Prendí el motor e intenté salir lo más silencioso posible.

Me fui pensando que mañana será otro día, mañana pagaré y podré llamarte.

Pero mañana ¿ya para qué?

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